En marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud calificó como pandemia global la enfermedad de coronavirus identificada tres meses antes (la COVID-19). Esta pandemia está teniendo importantes efectos en la industria farmacéutica, como veremos a continuación.
Impacto a corto plazo
La COVID-19 puede verse como la oportunidad del siglo para la industria farmacéutica porque ha conseguido disparar la demanda de medicamentos, vacunas, dispositivos de protección y maquinaria. No obstante, esta oportunidad no está exenta de grandes retos:
- Problemas con la cadena de suministro: China e India son los primeros proveedores mundiales de ingredientes farmacéuticos activos (API) y de materias primas clave (KSM), además de productor clave de medicamentos. La disminución en exportaciones puede haber contribuido al aumento de precios de medicinas esenciales como los antibióticos.
- Cambios en la demanda: en todo el mundo se han visto episodios de panic buying, la acción de comprar compulsivamente producida por miedo a la escasez. Es del caso, por ejemplo, en medicamentos que tratan enfermedades crónicas. Esto conduce a una escasez, agravada por la inconsistencia en la cadena de suministro mencionada en el punto anterior.
- Revisiones de la regulación: la escasez de recursos también afecta al mercado de dispositivos médicos y equipos de protección personal (gafas, viseras protectoras, mascarillas, ropa y guantes de protección). Esto provocó que los países legislaran para facilitar la importación. También se aprobaron reglamentos para acelerar la aprobación de nuevos medicamentos.
- Cambios en las prioridades y los procesos de investigación y desarrollo: en abril de 2020, había alrededor de 950 pruebas en curso en todo el mundo para el tratamiento de la COVID-19.
Impacto a largo plazo
- Retrasos en las aprobaciones de tratamientos no relacionados con la pandemia: dado que la prioridad mundial es la gestión de la COVID-19, es posible que se observen demoras en la aprobación de medicamentos no relacionados con el coronavirus. Esto es debido a retrasos en la revisión de solicitudes.
- Dilema ético: uno de los efectos de la creciente investigación clínica es el uso de terapias poco centradas en la evidencia y el uso de medicamentos de dudosa fiabilidad. Se deben examinar los efectos clínicos a largo plazo y los responsables sanitarios deben tomar decisiones informadas sobre el uso de la pseudomedicina.
- El dilema estratégico: una de las grandes preocupaciones del sector farmacéutico es la dependencia en la producción de medicamentos de países como China.
Para prevenir complicaciones a largo plazo, es importante identificar el impacto de la pandemia a corto plazo con ayuda de herramientas de análisis de datos. Ahora más que nunca es necesario contar con tecnología que permita identificar e incluso predecir tendencias en el mercado farmacéutico.